domingo, 20 de enero de 2008

Defensa de la palabra


Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a salvarnos juntos para conocernos mejor. Pero “los demás” y “los otros” son términos demasiado vagos y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. Uno escribe para despistar a la muerte y los fantasmas que por dentro lo acosan; pero lo que uno escribe puede ser históricamente útil solo cuando de alguna manera coincide con la necesidad colectiva de conquista de la identidad. Uno escribe en realidad, para la gente con cuya suerte, o mala suerte, uno se siente identificado, los malcomidos, los mal dormidos, los rebeldes, y los humillados de esta tierra, y la mayoría de ellos no saben leer.¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno escribe para esa cómoda abstracción llamada “masa”?

No hemos nacido en la luna, no habitamos el séptimo cielo. Tenemos la dicha y la desgracia de pertenecer a una región atormentada del mundo, América Latina , y de vivir un tiempo histórico que golpea duro.


Eduardo Galeano. El descubrimiento de America todavia no fue y otros escritos (fracmentos).

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