domingo, 20 de enero de 2008

Cierro los ojos y estoy en medio del mar




Perdí varias cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adónde fueron a parar. Salí con un poco de ropa y un puñado de papeles.


No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el respeto al dolor.


Vida gitana. Las cosas me acompañan y se van. Las tengo de noche, y las pierdo de día. No estoy preso de las cosas; ellas no deciden nada.


Cuando me separé de Graciela, deje la casa de Montevideo intacta. Allí quedaron los caracoles cubanos y las espadas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco: me lancé al camino, hacia lo sabido, limpio y sin carga.


La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado.


Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, desprendidos de la memoria, navegan hacia mi: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma.


Eduardo Galeano. Días y noches de amor y de Guerra.

1 comentario:

Rosa azul dijo...

los mejores recuerdos se llevan en la memoria, nostalgico
besos